Antes del lenguaje escrito, el canto y las manos del bailarín o bailarina narraban las leyendas, historias, sucesos, cotidianos, sentimientos etc.
EN LAS CLASES TRABAJAREMOS LAS SIGUIENTES DANZAS
ORI TAHITI
Danza de la isla de Tahití. Las danzas de estas islas, son parte de una forma de vida de varios grupos étnicos que desarrollaron su propia filosofía acerca de sus acontecimientos y la vida que les rodeaba.
Hay muchos tipos de danza dentro del Ori Tahiti, pero las dos más conocidas son:
OTE’A: Es una danza de origen guerrero enérgica y exuberante. Los bailarines la bailan al ritmo de una percusión.
APARIMA: Danza elegante y delicada que cuenta una historia.
HULA
Es la danza tradicional del pueblo de Hawái. Es un arte que expresa todo lo que vemos, amamos, olemos etc… Hula es el lenguaje del corazón.
HULA KAHIKO: Es la forma más antigua del Hula, es solemne y con lazos sagrados. Todos los Kahikos son dedicados. El tema de las canciones es tan amplio como la gama de experiencias humanas.
HULA AUANA: Es el Hula moderno que se originó mezclando las ideas tradicionales con las influencias occidentales.
DANZA MAORÍ
El pueblo maorí habita sobre todo en Nueva Zelanda, antes de la llegada del Pakeha (Hombre Blanco) elementos de la cultura maorí, como leyendas y waiata (canciones), eran transferidas oralmente de generación en generación. Probablemente la tradición maorí más famosa es la danza Haka.
HAKA: La mayoría de personas creen que la danza Haka es solamente una danza guerrera ya que esta variante ha sido popularizada por el equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda. Pero en realidad hay muchas de las versiones del haka usadas para muchos propósitos diferentes que van desde saludar tribus amistosas (powhiri) a prepararse para la batalla (peruperu).
DANZA POI: La otra danza muy conocida de los maoríes se llama poi, donde las mujeres bailan con unas bolas decoradas y unidas a cuerdas. La popularidad de la danza se deriva de su adopción a finales del siglo XIX por los profetas maoríes Te Whiti-o-Rongomai y Tohu Kakahi como un emblema de su movimiento religioso para recuperar tierras ancestrales perdidas por los colonizadores europeos.